Ambientada en el Santiago de Chile de los años 80, "Los Ladridos de Bolonia" nos sumerge en una atmósfera de tensión y paranoia en una casa donde las noches están marcadas por los ecos de la represión. Ingrid, Rosa y Nélida conviven en un espacio donde la violencia se siente cercana y los perros representan algo más que simples animales: son testigos y cómplices de un pasado oscuro. A medida que avanza la historia, la realidad se deforma en un laberinto de miedo, opresión y traiciones, donde los personajes deben enfrentarse a sus propios demonios.