Para Cher, la modernidad debe ser algo así como una obviedad, la tostada de todos los desayunos, una fantasía que muta y que siempre la encuentra a ella dos pasos por delante, mostrando su espalda a lo que viene detrás cargado de novedades. La modernidad y todos sus prefijos (pos, meta) se la bufa en su universo tan particular y nada ortodoxo, repleto de looks imposibles, canciones dispares y propuestas imperfectas, que son una imperdible contribución a los sueños y al arte.