En La luz errante, Tejedor Rábano expone una rica muestra de estampas poéticas. Con una capacidad de síntesis admirable, une sus palabras a la aparición fulgurante de ciertos instantes. Como los haikus, sus poemillas destacan lo instantáneo, pero también una expansión temporal. Se expanden con el pasado, emocionalmente, y con sus consecuencias, racionalmente.Según el autor: «Escribo porque nada es comunicable, todo es posible de comunicarse». Sus estampas son la combinación de nada y todo, blanco y negro, no y sí. Entre estos extremos ocurre lo inefable y la expresión. Este libro muestra sus huellas profundas por la hierba blanca, sus lúcidas palabras de tinta sobre el papel.
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