'Porque nadie sabía cómo llamarte' muestra la dificultad de expresar, desde la sencillez, los acontecimientos cotidianos sin verse embriagado por los afectos. Cuando uno intenta hablar o escribir se ve envuelto en una corriente de palabras que llega a sorprender al propio interlocutor por lo que acaba de decir. Ese decir, incontrolable, que se forma sin pretensión consciente, elabora las bases de la realidad.El poner nombre a las cosas, el dar crédito a esas palabras que acotan el mundo, otorga un lugar y un modo de ser. Pero asumir un nombre o sostener aquello que se dice con todas sus consecuencias es un riesgo que cada uno ha de tomar.