En septiembre de 1990 hubo una confrontación entre el bien y el mal, ocurrió en Almansa y venció el mal. Rosa González Fito era una mujer que creía poseer la «gracia», y ser un soldado de Santa Lucía, escogida para luchar contra el «mal». Junto a las hermanas Rodríguez Espinillo, lo encuentra en su propia hija, Rosa Fernández, a la que tras someterla a un terrorífico «exorcismo», asesinaron arrancándole los intestinos.