En abril de 1967, la narradora, por entonces una joven aspirante a profesora de secundaria, supera el examen de capacitación en un liceo de Lyón para mayor orgullo de su padre, propietario de un pequeño negocio. Para él, proveniente del durísimo medio rural de sus abuelos, esto significa otro paso adelante en su difícil ascenso social en una ciudad de provincias. Sin embargo, poco le dura esta satisfacción, ya que fallece dos meses después.