La crítica literaria es una actividad especulativa. Su solidez estriba en el buen gobierno de sus incertidumbres. Sus leyes no tienen la consistencia demostrativa de las ciencias, pero las tiene, y siendo aún aproximativas las ampara el rigor de la tradición literaria y de la clasicidad (incluida la contemporánea). Conceptos como coherencia y equilibrios internos, sentido, verosimilitud narrativa y verdad artística, entre otros, son operativos. Tal vez haya quienes crean conveniente que estos conceptos se apoyen en la psicología otros en la sociología, o en la filosofía o en la historia.

J. Ernesto Ayala-Dip nació en Buenos Aires el 18 de diciembre de 1945. Se traslada a España en 1970, sentando su residencia habitual, desde entonces, en la ciudad de Barcelona. Comienza su actividad como crítico literario en 1973 en las revistas Triunfo y Cuadernos para el diálogo. En 1978 se incorpora a la revista El Viejo Topo y comienza a colaborar ocasionalmente en el suplemento de libros de El País. En 1991 se incorpora como colaborador habitual en Babelia, Cultura y Opinión. En ese año también se incorpora como crítico habitual en el suplemento Territorios de la Cultura, del diario El Correo, del País Vasco. Ejerce la crítica literaria en publicaciones como Revista de Libros, Quimera y Qué leer. Fue miembro de varios jurados, entre los cuales, destacan el Dulce Chacón de Narrativa, el Premio Iberoamericano de Narrativa, que otorgaba la Junta de Extremadura, los Premios nacionales de Ensayo, el Premio de la Crítica. Artículos suyos han sido recogidos en diversos estudios sobre literatura latinoamericana y española, entre los cuales destacan los dedicados a Mario Vargas Llosa, Enrique Vila-Matas y Juan Marsé.