Enamorados desde su primera juventud, Amalia y Francisco, se ven obligados a separarse por la intervención de Don Estanislao, el padre de Amalia, que quiere para ella un matrimonio de conveniencia. Pero este amor, reprimido por las exigencias familiares, se hizo clandestino y les llevó a mantener, durante veinticinco años, una relación al margen de sus matrimonios legales que terminó con el asesinato de Francisco, ordenado por Don Estanislao. La tragedia siguió su curso, cuando Lorenzo y Concha, hijos de Amalia y Francisco, se enamoran y descubren la relación secreta que han tenido sus padres durante años y que son hermanos entre sí, lo que les obliga a separase. Ante tal situación, Concha, decide quedarse soltera y gastar sus días en cuidar a su madre y los negocios de su casa en el pueblo de Valdeolivos. Paralelamente a estos acontecimientos, la hija del Conde de Pontiví, Victoria, y Santiago Romero, enamorados a pesar de las diferencias de clase que hay entre ellos y miembros ambos del Partido Comunista Español, se ven envueltos en los acontecimientos de la Guerra Civil donde mueren, dejando un hijo de los dos. Este niño, Fernando, heredero de la fortuna de los Pontiví, pero cuyo origen es desconocido de todos, es encomendado a la custodia de Concha en Valdeolivos, que encuentra en esta maternal dedicación una compensación a todos los sufrimientos de su vida. Durante todos estos años, Juan Elías, un criado fiel de la Casa de Pontiví, mantiene viva la esperanza de que, algún día, se encuentre el hijo perdido de Victoria y que se salve de la desaparición el linaje de los Pontiví.